La obra de «Fino» Melo

Sereno. Callado. Calmo así me viene a la memoria la idea de verte. La tarde es gris en cancha de Independiente remplazaste en el arco a “Marino” Lodeiro ante su partida inesperada. Recuerdo tu grito a la barrera “déjenme solo” , la pelota fue a buscar el ángulo y la estadística dice que ganó Independiente.

Lloramos al regresar al barrio ese día y los días venideros no por la derrota, sino por la perdida. Siempre llevaste los colores nuestros. Es difícil no escuchar el cantico de los mocosos “Corto… Fino campeones ya salimos”. La mente permite que el pensamiento se ubique en la cancha de la Nueva Estrella en diagonal al bar de doña María. Despeja “La Bruja” Valenzuela no llegas entonces escucho la puteada del viejo Betas “pégale pechón” verano del “coati coati” camiseta verde, cuello y mangas blancas. No eras un doctor del área pero si, ligero y si tirabas el centro podías dejársela en bandeja al delantero. Hablamos alguna vez de nuestras faltas, de las situaciones que nos ocurren, te conte como era no tener arraigo. Te di mi parecer sobre los chicos que no tienen club. Compartimos una charla y mirá que lindo lugar para exponer pareceres afuera de un velorio. El de la abuela Isabel. Ahora recuerdo. Que raro el fútbol siempre aparece aún cuando lloramos penas. Junto a “Pony” González primero después con Sergio Ponce empezaron la siembra, de a poco y con poco. Dando y compartiendo quizá la carestía de equipamiento.  Permitiendo que todos jueguen. Un rato al menos.

Hace unos días escuche una frase “perdemos a nuestros vecinos” y lo que multiplica la angustia es que se va la gente buena. Volverás para abrazar a los tuyos que no son pocos. Una suerte de comunidad. El país se ha detenido. Enfermo. Víctima de una infección que nos mata de a poco. Colonia «El Gualicho»: Sergio Melo y Adelina Bastía fueron los iniciadores de un ejército: Corto, Fino, Carlitos, Alejandra, Sonia, Mirta, Janet, Jacqueline y Rosa. Tuviste el galardón de ser de esos que conocieron de pequeños el matadero y el oficio, llegó después la firma con carácter nacional e internacional asentada en La Adela. Hablará orgulloso “Larvi” de su padre y sacará pecho. Si hermano hacelo. El barrio está triste. Un picado en la calle frente a tu casa. Pinino, Fabito, Ariel, Marcos, Miguel Mendez, Catavo, Jani. Un arco en la esquina de «la Tati» el otro pasando tu casa. Arco dije si. Cuatro piedras o camperas. Tamariscos, horneros, albañiles. Cada vez que los muchachitos corran detrás de una pelota vas a venir con el viento entre los álamos para cuidarlos  a todos .No se va a olvidar tu trabajo silencioso del que hemos sido testigos. Aquellos que se marchan a lo eterno no van a campos elíseos mas bien a un edén humilde forjado con sacrificio. Las lágrimas brotan y queman las letras. Me animo a decir que existe una obra que perdurará por siempre. Relacionada al fútbol infantil, con pinceladas de buenos amigos, aplaudida por una familia enorme que ocupa primeros palcos, creo escuchar los aplausos, una voz de presentación dirá : “Señoras y señores con ustedes el autor! de pie por favor para recibir al señor Luis “Fino” Melo…”